sábado, julio 18, 2009

Los desamparados I


En la peluquería, anónimo, suave de voz. Largo, delgado, como un árbol recién creciendo. Si le sostienes la mirada, la baja con una vergüenza tan ligera como indescriptible. Toma cada grupo de cabellos con timidez y suavidad, y raspa desflecando como una disculpa. Si le hablas, le preguntas o le corriges el corte, lleva los ojos hacia dentro, los hombros hacia adelante, el pecho para atrás, el mentón abajo, como un niño pequeño que espera la llegada del hombretón que tiene de padre, de las manos gigantes sobre su cuerpo frágil, de la mirada ausente de la madre, de los reproches por el álbum de estampas y los paisajes, y el agua.
Cuando te vas barre los cabellos en silencio. Cuando cruzas la puerta sonríe, vuelva pronto, que esté bien, y continúa barriendo, a la espera de otro cliente, de una tarde larga y desapercibida.

2 comentarios:

  1. Buen texto, Cristian. Se logra captar en pocas líneas la historia del personaje. Me gustaría saber si es que va a ser una serie de textos similares, debido al título.

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  2. No sé... supongo que lo será en la medida en que aparezcan, no?

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