lunes, junio 23, 2008

El sueño de P'an- Ku


"En una de las variantes del mito encontradas, se nos relata que al principio, los cielos y la tierra eran solamente uno y todo era caos. El Universo era como un enorme huevo negro, que llevaba en su interior a P'an-Ku. Tras 18.000 años P'an-Ku se despertó de un largo sueño. Se sintió sofocado, por lo cual empuñó un hacha enorme y la empleó para abrir el huevo. La luz, la parte clara, ascendió y formó los cielos, la materia fría y turbia permaneció debajo para formar la tierra. P'an-Ku se quedó en el medio, con su cabeza tocando el cielo y sus pies sobre la tierra. La tierra y el cielo empezaron a crecer a razón de diez pies al día, y P'an-Ku creció con ellos. Después de otros 18.000 años el cielo era más grande y la tierra más gruesa; P'an-Ku permaneció entre ellos como un pilar gigantesco, impidiendo que volviesen a estar unidos. El relato sigue contando cómo Pan-Ku falleció y distintas partes de su organismo, se transformaron en elementos de nuestro mundo. Su aliento se transformó en el viento y las nubes, su voz se convirtió en el trueno. De su cuerpo, un ojo se transformó en el sol y el otro en la luna. Su cuerpo y sus miembros, se convirtieron en cinco grandes montañas y de su sangre se formó el agua. Sus venas se convirtieron en caminos de larga extensión y sus músculos en fértiles campos. Las interminables estrellas del cielo aparecieron de su pelo y su barba, y las flores y árboles se formaron a partir de su piel y del fino vello de su cuerpo. Su médula se transformó en jade y en perlas. Su sudor fluyó como la generosa lluvia y el dulce rocío que alimenta a todas las cosas vivas de la tierra.

En otras versiones del mito de P'an-Ku, sus lágrimas fluyeron para convertirse en ríos y el resplandor de sus ojos se transformó en el trueno y el relámpago. Según esta interpretación, cuando P'an-Ku estaba contento brillaba el sol, pero cuando estaba enfadado negras nubes cubrían el cielo.

También la aparición del ser humano, se explica en este mito de P'an-Ku, ya que según algunos relatos, las pulgas y los piojos que P'an-Ku tenía en su cuerpo, se convirtieron en los antecesores de la humanidad."

La maestra deslizó su largo dedo por la holografía, y la visión del calvo gigante se disolvió.
- ¿Cómo explican esto chicos?
Nos miramos entre nosotros. Sabíamos que esperaba que preguntáramos por la posibilidad de que las cadenas de ácido desoxirribonucleico mantuvieran por tantos miles de millones de años una serie de memoria. Sabíamos que era posible. Sabíamos que no esperaría nuestra respuesta para continuar. Pero sabíamos también que cada clase nos alejaríamos de esa llamada conciencia, orgullo de civilizaciones y ahora conocida como una ingenuidad más, una fútil resistencia a la naturaleza. Y no nos importaba. Esperaríamos en la progresión azarosa, y daba lo mismo saber, pero sabíamos. Me puse de pie, apretando los nudillos contra el pupitre de cristal gravitado.
- Los monjes de esa civilización concentraban y anulaban su conciencia al punto de unirse con el universo. Probablemente en uno de esos estados contemplaron el origen del mundo, y vieron las cadenas de materia clara y oscura reorganizándose, como una verdadera danza de gigantes. Y eligieron llamarlo P'an-Ku. Eso que en la Edad Terminal llamaron Big Bang, y que no dista tanto de la demostración del doctor Huméy. Al final es todo lo mismo, maestra. Pero con un significado, con un sentido.
Me senté, hosco ante las risotadas de mis compañeros. La profesora miraba con desaprobación.
- Usted es consciente de lo que significa ese comentario, señor Cójias.
Lo sabía. Pero entre el vacío que generaba saber todo, hasta el ínfimo microdetalle de la naturaleza, y el castigo, lo prefería. Flotar en el espacio, como el sueño de P'an-Ku, y empezar de nuevo, todo jodidamente de nuevo.

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