domingo, octubre 04, 2009

Los desamparados III

En la plaza mira los niños a través de ese libro que la deja respirar. A veces juega con ellos en una postal de alegría. Otras, se limita a sonreír.

En el trabajo a veces les toma la mano y se las acaricia con el pulgar.

La puedes ver también saliendo del hospital, con un “negativo” bajo el brazo, aliviada de la angustia de que no le alcance, de que está mala la cosa, de que más adelante...

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